A medida que el verano avanza y los termómetros escalan, la sensación de calor nos ahoga, poco a poco. "Lo que importa es la sensación térmica y no los grados", habrás oído de vez en cuando. Este es un dicho bastante popular, pero ¿qué quiere decir? ¿Tiene razón? ¿Y cómo lo medimos? He aquí algunas de las claves para entender esta frase.
El índice o sensación térmica de calor
Los días cálidos y húmedos (especialmente en la costa mexicana van ganando terreno y la sensación de calor o térmica gana espacio. Ya están aquí los días de bochorno, especialmente en la costa.
En términos más simples, el índice de calor, también conocido como la temperatura aparente y dada en grados ºC o Fahrenheit, según los países, es una medida de cómo realmente se siente cuando se combina la humedad relativa con la temperatura real del aire.
Existen muchos conceptos relacionados entre sí y con nuestra capacidad de sentir calor. O nuestra percepción de ellos. Comencemos por lo básico: la temperatura. Esta es una magnitud física que habla de la energía interna que tiene algo (a lo que llamamos sistema).
La temperatura mide, grosso modo, el movimiento interno de las partículas que componen dicho sistema. Cuanto más se mueven, más caliente estará, y dicha cantidad se mide en grados Celsius, mediante Kelvins, etc.
Pero para los seres vivos esto no se limita solo a la temperatura. La gran mayoría tenemos nuestra particular manera de medir el calor desprendido en un entorno o por otro cuerpo. Los seres vivos pueden sentir los cambios de temperatura debido a que la energía de un sistema puede pasar a otro gracias al calor que desprenden.
Los días cálidos y húmedos (especialmente en la costa mexicana van ganando terreno y la sensación de calor o térmica gana espacio. Ya están aquí los días de bochorno, especialmente en la costa.
En términos más simples, el índice de calor, también conocido como la temperatura aparente y dada en grados ºC o Fahrenheit, según los países, es una medida de cómo realmente se siente cuando se combina la humedad relativa con la temperatura real del aire.
Existen muchos conceptos relacionados entre sí y con nuestra capacidad de sentir calor. O nuestra percepción de ellos. Comencemos por lo básico: la temperatura. Esta es una magnitud física que habla de la energía interna que tiene algo (a lo que llamamos sistema).
La temperatura mide, grosso modo, el movimiento interno de las partículas que componen dicho sistema. Cuanto más se mueven, más caliente estará, y dicha cantidad se mide en grados Celsius, mediante Kelvins, etc.
Pero para los seres vivos esto no se limita solo a la temperatura. La gran mayoría tenemos nuestra particular manera de medir el calor desprendido en un entorno o por otro cuerpo. Los seres vivos pueden sentir los cambios de temperatura debido a que la energía de un sistema puede pasar a otro gracias al calor que desprenden.
Ese calor llega a nuestros receptores, lo que produce una sensación, pero el cuerpo no es como un simple termómetro, sino que, además de la temperatura, nuestro cerebro es capaz de evaluar las consecuencias que esta tiene para nuestra supervivencia. Aquí es donde llegamos a la sensación térmica.
Conocemos con este nombre a la reacción que tiene el cuerpo humano (aunque probablemente podamos trasladar este concepto a otros seres vivos) ante un conjunto de condiciones del medio ambiente que influye en nuestra percepción térmica. Entre dichas condiciones no solo está la temperatura: también están la humedad del ambiente, la diferencia de temperatura temporal, o hasta el calor metabólico, que es el calor que desprende un cuerpo como consecuencia de las reacciones químicas que realiza para mantenerse vivo.
¿Cómo se calcula la sensación térmica?
En primer lugar hay que dejar claro que no existe una sola forma de medir la sensación térmica. Mientras que la temperatura se mide directamente con un termómetro, el Índice de Sensación Térmica por calor solo puede evaluarse mediante la combinación de varios parámetros. Los parámetros elegidos o la manera de combinarlos depende del índice y son definidos por el equipo investigador que los escoge, según sus necesidades. Además, el valor dado por el índice, normalmente, se utiliza en una fórmula mayor y más compleja, denominada modelo, por lo que existen varios índices y modelos para tratar de explicar la sensación térmica.
Esto también implica que los índices y modelos no tienen el mismo valor para todo el mundo y en todos los sitios. En general, los índices de sensación térmica son aproximaciones que tratan de dar una visión sobre la sensación de frío o calor. Por ejemplo, para valores de la temperatura ambiente superiores a 26 ºC y humedades superiores al 40%, la Agencia Estatal de Meteorología española utiliza una fórmula que incluye la temperatura del aire y la humedad relativa.
Conocemos con este nombre a la reacción que tiene el cuerpo humano (aunque probablemente podamos trasladar este concepto a otros seres vivos) ante un conjunto de condiciones del medio ambiente que influye en nuestra percepción térmica. Entre dichas condiciones no solo está la temperatura: también están la humedad del ambiente, la diferencia de temperatura temporal, o hasta el calor metabólico, que es el calor que desprende un cuerpo como consecuencia de las reacciones químicas que realiza para mantenerse vivo.
¿Cómo se calcula la sensación térmica?
En primer lugar hay que dejar claro que no existe una sola forma de medir la sensación térmica. Mientras que la temperatura se mide directamente con un termómetro, el Índice de Sensación Térmica por calor solo puede evaluarse mediante la combinación de varios parámetros. Los parámetros elegidos o la manera de combinarlos depende del índice y son definidos por el equipo investigador que los escoge, según sus necesidades. Además, el valor dado por el índice, normalmente, se utiliza en una fórmula mayor y más compleja, denominada modelo, por lo que existen varios índices y modelos para tratar de explicar la sensación térmica.
Esto también implica que los índices y modelos no tienen el mismo valor para todo el mundo y en todos los sitios. En general, los índices de sensación térmica son aproximaciones que tratan de dar una visión sobre la sensación de frío o calor. Por ejemplo, para valores de la temperatura ambiente superiores a 26 ºC y humedades superiores al 40%, la Agencia Estatal de Meteorología española utiliza una fórmula que incluye la temperatura del aire y la humedad relativa.
Para la AEMET estos valores son los que mejor aproximan la temperatura que sentirá un cuerpo humano ante estas condiciones meteorlógicas. Así, el Índice de Sensación Térmica por calor, dado por esta fórmula, es una medida de lo que siente el cuerpo humano por la combinación de la temperatura ambiente y la humedad relativa del aire, y ayuda a valorar la mayor dificultad que tiene el organismo para bajar la temperatura corporal mediante la evaporación de sudor sobre la piel, por efecto de la humedad ambiente.
También existe un Índice de Sensación Térmica por frío, que se calcula cuando los valores de la temperatura ambiente están entre +10 ºC y -50 ºC. Para ello se usan la temperatura y la velocidad del viento. Pero, además de estas fórmulas, como explicábamos, existen otros métodos de evaluación de la sensación térmica. Cada uno de estos darán valores diferentes, con medidas diferentes y usando parámetros diferentes.
Impacto en la salud
Las temperaturas altas nos hacen sudar y el cuerpo se enfría por la evaporación de la transpiración de nuestra piel. En un día caluroso y húmedo, se produce menos evaporación del sudor, lo que disminuye la capacidad del cuerpo para enfriarse.
Al mirar la tabla siguiente, puede encontrar la temperatura del índice de calor haciendo coincidir la temperatura del aire con la humedad relativa. Por ejemplo, si la temperatura del aire es de 29 ºC (a la sombra) y la humedad relativa es del 80 por ciento, el índice de calor o térmico es de 35ºC, 6ºC por encima de la temperatura normal. Peor es la sensación de calor al aire libre en días soleados cuando la temperatura el aire libre y sin sombra es mayor.
Cuando hace calor, lo primero que ocurre es que los vasos sanguíneos se dilatan. Casi de inmediato, comenzamos a sudar para ayudar a transmitir el calor al medio, perdiendo parte del calor corporal y, con ello, bajar la temperatura. Existe un rango de temperaturas conocido como zona termoneutral, o zona de confort térmico, en el cual el gasto metabólico se mantiene al mínimo, ya que nuestro cuerpo no necesita intercambiar calor para equilibrar la temperatura. Pero volvamos al calor húmedo.
La culpa la tiene el sudor
Ya hemos dicho que el sudor es uno de los principales sistemas para perder calor y mantener una temperatura adecuada en el cuerpo. Pero también es el culpable de que nos sintamos más acalorados cuando hace un ambiente muy húmedo. Esto se debe a que en el momento en el que la humedad relativa es muy alta, "el sudor ya no funciona".
Antes de seguir, debemos entender por qué el sudor nos ayuda a perder temperatura. El agua es una sustancia maravillosa, muy interesante y con propiedades físicas únicas. Sin entrar en profundidad, es importante saber que para que el agua se evapore necesita absorber calor. A este calor se le denomina calor de evaporación, y es bastante alto para una sustancia como el agua.
Las áreas rojas en el gráfico indican condiciones peligrosas o extremadamente peligrosas, lo que significa que no debe pasar mucho tiempo al aire libre porque le pone en riesgo de agotamiento por calor e insolación. Es por eso que es muy importante prestar mucha atención no solo a la temperatura del aire, sino también al índice de calor en los días más calurosos del verano.
Queda lejos de estas notas el análisis de su origen pero está claro que nace como consecuencia de aunar valores de temperaturas y humedad en un índice de bienestar térmico cuando la temperatura y la humedad son altas. Estas dos combinaciones pueden ser una bomba para ciertas actividades al aire libre, enfermos, niños y personas mayores, y cualquier persona expuesta a actividades extenuantes y prolongadas.
FUENTES: Organización Meteorológica Mundial, NOAA, Xataka.com
Queda lejos de estas notas el análisis de su origen pero está claro que nace como consecuencia de aunar valores de temperaturas y humedad en un índice de bienestar térmico cuando la temperatura y la humedad son altas. Estas dos combinaciones pueden ser una bomba para ciertas actividades al aire libre, enfermos, niños y personas mayores, y cualquier persona expuesta a actividades extenuantes y prolongadas.
FUENTES: Organización Meteorológica Mundial, NOAA, Xataka.com